Hablaremos hoy... de una interesante historia que es la historia de un desaire amoroso nada más ni nada menos que entre Iván el Terrible (o el temible) e Isable I de Inglaterra. Para lo cual, como hemos hecho en anteriores ediciones de esta sección, echaremos mano a un audio de La Venganza Será Terrible, que actualmente se emite por Radio del Plata, en su horario de siempre, del 04-07-2011. En próximas publicaciones de SirHistorias iremos incorporando también anécdotas o curiosidades de la historia elaboradas en buena parte por nuestra redacción o bien de otras fuentes que no sean el programa radial citado.
Un cruce entre Iván el Terrible e Isabel de Inglaterra.
En el año 1567 el Zar de Rusia, Iván, tuvo un deseo: sus
intercambios comerciales con Inglaterra eran tan provechosos que pensó
afianzarlos del modo más contundente. Consideró, incluso, la posibilidad de
casarse con Isabel I de Inglaterra.
(Iván el Terrible, según la visión del artista Viktor Vasnetsov)
[Por aquel entonces no quedaba más remedio que enamorarse
por las noticias que uno recibía, por cuentos de los amigos, las fotografías no
existían, los retratos eran infieles, y era muy común enamorarse por mentas].
(Isabel I de Inglaterra)
Entonces le contaban a Iván lo que habían viso de Isabel:
algunos le hablaban de su melena, otros de su mirada, otro de su carácter de inconquistable,
y él se enamoraba.
Iván le encargó a un negociante inglés de nombre Jenkinson
que viajara a Londres con un mensaje secreto para la reina que incluía la
petición de mano. Previo repudio de María, la chica con la que estaba casado
Iván. Pensaba primero repudiar a María para luego poder casarse con Isabel.
Ahora bien, Iván sabía que Isabel había rechazado a muchos
pretendientes, entre los que se destacaba Felipe II, el más famoso de los
rechazados, pero igualmente se tenía fe.
Jenkinson viajó a Londres y cuando entregó el mensaje la
reina Isabel quedó pasmada. El asunto no era poco importante, Inglaterra era una
nación comerciante y no podía decepcionar tan fácilmente al Zar de Rusia, que
era dueño de unas regiones a donde llegaban buena parte de los productos
ingleses, y en donde se habían dado buenos privilegios a los mercaderes de
Inglaterra.
Pero el problema era que Isabel no tenía la menor intención
de casarse y menos con un sujeto como Iván, del que conocía algunos
comportamientos, era, para decirlo en pocas palabras, un loco asesino (ojo,
ella tampoco formaba parte de la Asociación Cristiana de Jóvenes, pero bueh).
La primera reacción de la reina no fue muy conveniente: no
le contestó nada. Iván mostró su enojo inmediatamente. Lo hizo del siguiente
modo: abrió el puerto de Narva, que entonces estaba cerrado
exclusivamente para los ingleses, a otros comerciantes de naciones
competidoras.
Los comerciantes ingleses se quejaron a la reina, y ella
para recuperar los privilegios perdidos quiso arreglar las cosas
diplomáticamente. Y envió a Rusia como embajador a Thomas Randolph, que era el
jefe de los correos reales. Randolph llegó a Moscú y tuvo que soportar el
malhumor de Iván que estaba muy irritado por la reacción que había tenido la
reina. Durante cuatro meses Randolph quedó confiado a una
residencia con centinelas que impedían toda visita.
Enterada Isabel de los padecimientos de su embajador y de la
persistencia de los inconvenientes generados a sus mercaderes, le indicó a
Randolph que le prometiera a Iván cualquier cosa y que lo entusiasmara con
falsas promesas con tal de ganar tiempo y resolver luego de qué forma salir
definitivamente del asunto.
(Trono de Iván el Terible)
El embajador por fin consiguió una audiencia con el Zar. En contra de
lo acostumbrado no le facilitaron caballos para ir hasta el Kremlin y tuvo que
hacer el recorrido de a pie por las nevadas calles de Moscú.
En la entrevista Randolph dejó entrever a Iván que Isabel
podría llegar a aceptarlo y el Zar quedó maravillado, se entusiasmó enseguida.
Entonces, muy contento lo mandó al embajador a Londres junto a un funcionario
suyo, llamado Zabyn, para que terminara de gestarse la alianza. Y espero en
Moscú la llegada de aquella noticia, que para cualquier persona era absurda:
quién podía pensar que Isabel de Inglaterra aceptara el compromiso y trasladara
toda su corte para irse a vivir a Rusia, era una cosa que nadie podía creer.
Los hombres cercanos al Zar temblaban cada vez que llegaba
un correo porque sabían que el rechazo de Isabel era seguro.
Diez meses más tarde, Zabyn le mandó al Zar una carta de la
reina Isabel que hablaba de la amistad y de bueyes perdidos, y que terminaba
con estas palabras:
“Al Zar de Rusia…
Si algún día por alguna conspiración secreta o alguna
hostilidad extranjera os veis obligados a cambiar de país y deseáis venir a
nuestro reino os recibiremos con el honor y la cortesía que merece vuestra
Alteza”.
Nada de casorio ni promesas de amor, ni nada.
Una carta que naturalmente desató la ira de Iván, y el Zar
le escribió a la reina como nadie lo hizo nunca en la historia:
“Has hecho caso omiso del asunto principal, desempeñas el
papel de una vulgar muchacha, y te comportas como tal. A Moscú no le faltaba
nada cuando no tenía las mercancías inglesas, todas las ventajas concedidas
hasta hoy quedan anuladas.
Firmado: Iván, el Terrible”.
Isabel (a quien le hizo un poco de gracia el tono en el que estaba
escrita la carta -esto en realidad por el tono que le puso Dolina a la lectura de la carta-) supo que estaba tratando con un chiflado pero luego se
enteró que el Zar había cumplido con sus amenazas y que había confiscado las
mercancías de las compañías inglesas y que les había prohibido comerciar.
Entonces, la reina quiso detener la ira de Iván de algún modo. Un entredicho o incluso
una guerra con Rusia no le servía para nada.
Entonces pensó en ofrecerle, además de algunas excusas, a su
sobrina, que se llamaba Mary Hastings.
Iván, entonces hizo una pausa sus confiscaciones, y aceptó
el ofrecimiento. Primero envió a Londres a Fjodor Pisemsky, un caballero de la Duma, con misión de evaluar
la belleza de Mary.
Según las instrucciones escritas que llevaba Pisemsky debía examinar
si la muchacha era alta, si tenía formas generosas, si tenía o no tenía esto o
aquello, etcétera. El encuentro entre Pisemsky y Mary Hastings fue del
siguiente modo: indirecto, para que la sobrina de la reina no fuera sometida a
un examen ofensivo. Entonces lo llevaron a Pisemsky al banco de un parque y se
las arreglaron para que Mary pasara varias veces por el lugar en donde estaba
el examinador ruso. Pisemsky esperaba ahí sentado con la esperanza de que
apareciera una señorita muy hermosa para terminar así con la beligerancia entre
los dos Estados pero al verla se horrorizó porque Mary Hastings era muy fea.
Así que el hombre vio pasar a una dama debilitada y ajena
por completo a los requerimientos del Zar.
Amargado y sabiendo que su mensaje iba a producir
inconvenientes entre los dos pueblos, le escribió a Iván que Mary Hastings era
fea.
El rechazo de Isabel y el mal ofrecimiento de la reina al
entregar a una sobrina sabiendo lo fea que era, terminaron por ofuscar del todo
a Iván el Terrible y no hubo alianza entre Inglaterra y Rusia y no sólo eso
sino que el comercio entre los dos países quedó paralizado durante cincuenta
años. Durante todos esos años ninguna compañía inglesa pudo entrar a tierras
rusas.
Allá por 1635, los gobiernos de Miguel Romanov y Carlos I deEstuardo, aquel que fuera decapitado, se encargaron de reanudar las relaciones.
Y aquí termina la historia de un desencuentro amoroso, de un
rechazo amoroso que tuvo las consecuencias que acabamos de narrar.
Se podrá decir que en la actualidad no permiten que un
simple desaire venga a causar inconvenientes políticos: mi respuesta es que sí,
siguen causando estragos políticos, lo que pasa es que hemos cambiado de
desaires. La gente que maneja la política actual es muy profesional en su
oficio y no permite que el amor genere este tipo de inconvenientes.
Luego Dorio y Dolina continúan reflexionando sobre
desencuentros amorosos y política.
Acompaña la charla el tango “Nunca tuvo novio” en la versión
de Aníbal Troilo y Roberto Grela.
Para escuchar online aquí mismo:Si lo quieren escuchar online en algún otro momento fuera de esta página: seguir ESTE link.
Si desean descargar el audio completo de la charla: pasarse por ACÁ.
Saludos.
SirThomas.
2 comments:
Muy bueno el relato Sir! Parece que a Iván no le preocupaba la caripela de la reina, marcada por una viruela... y como decía un profesor de historia de mi padre "le llamaban la reina virgen, lo que no significaba que lo fuera".
Besos!
Ah, pero mire usted qué bien!
Todo sea por extender el territorio y hacer más negocios, me supongo. Lo de la "reina virgen", tal cual; quizás en algún otro momento lo comentemos, muy bueno el aporte, Conta!
Saludos.
Sir.
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