Tuesday, March 22, 2011

SirSubte. Puede pasar...

Puede pasar, bien lo dice el título del presente post. No es fácil retomar, luego de varios años, el mágico submundo del subte, pero de a poco nos iremos acostumbrando nuevamente.

Desde ya, una de las cuestiones más problemáticas (por así decirlo) es el denso y caluroso microclima que nos recibe cada día, tanto en andenes como en el interior de las formaciones; pero de eso, y otras cuestiones, posiblemente hablemos más en extenso en próximas ediciones de esta afamada sección que hace su retorno a El Blog de SirThomas. Vayamos, entonces, a lo sucedido.



(SirThomas, de espaldas a los flashes, aguarda la llegada del subte; foto de archivo)

Suena el timbre mental que anuncia las 18 horas y por tanto el final de una nueva jornada laboral (salvo contadas excepciones en donde nos quedamos "después de hora" pero por suerte eso ya prácticamente no sucede [porque sí sucedía en anteriores temporadas]) y, luego de los saludos de cortesía correspondientes, me dirijo raudamente hacia la catedral (?) de los subtes, en donde se entrecruzan tres de las seis líneas principales (el premetro es el premetro) que surcan subterráneamente la ciudad, llevando, mágicamente, de aquí para allá los sueños y las ilusiones de miles de argentinos (también sus broncas y frustraciones, pero vamos a darle un aire positivo a la cuestión, no todo tiene que estar atravesado por la negatividad, vamos).

Como ya hemos contado en pasadas ediciones de SirSubte, por ubicación, la estación más cercana que tengo es Tribunales, parada sobre la cual, insisto, ya hemos hablado, tanto desde su aspecto positivo como del negativo, dando cuenta de las dos mitades del vaso.

Como (repite palabra introductoria de párrafo) sabrán una de las particularidades de la estación Tribunales es que tiene un andén central, desde el cual uno puede subirse a los subtes sin importan a qué dirección nos lleven.

Dónde está la anéctoda que habilita este post? Bueno, aquí vamos, no desesperen.

Resulta que, como dije, salgo del trabajo, me dirijo raudamente hacia la "boca" del subte más cercana, desciendo por las escaleras a ritmo de murga y observo, con agrado, que una formación me estaba esperando, con las puertas abiertas de par en para para que me suba. "Dale, que tenés tiempo, subite", creí escuchar.

Dudé por un instante porque me pareció extraño lo siguiente: había espacio de sobra para poder ingresar al vagón, lo cual no suele suceder habitualmente en esta etapa del recorrido del subte, ya que, en dirección a Congreso de Tucumán, el mismo ha recogido una enorme cantidad de pasajeros en Catedral y unas cuantas más en 9 de Julio.

Pero bueno, a veces sucede. Ya a la ida había viajado más cómodo que de costumbre, tomando el tren en su otra cabecera (Congreso...) en donde también suele arrancar bastante cargadito (el tren) aunque, claro, uno tiene la posibilidad de esperar y anotarse en el próximo para, incluso, viajar sentado, lo cual, agrego a modo de dato adjunto, no es mi costumbre: hay uno, se puede entrar, me subo y listo, que arranque.

Volvemos al escenario de los hechos y al relato principal. Dudé, decía, tenía la leve sospecha de que algo raro estaba ocurriendo, pero envalentonado como estaba, me dejé llevar por la emoción (previo a mi salida laboral, dialogando con otra compañera de oficina, justamente comentábamos lo complicado que es subirse en Tribunales) y finalmente me subí al subte.

Acto seguido escucho por el sistema de comunicaciones interno:
"Próxima estación...9 de Julio...combinación con líneas B y C".

Puede pasar. Templanza.

Apenas escuchado el mensaje en cuestión, me di cuenta del error, digo, no sólo de haberme tomado el subte en dirección contraria a mis intereses, sino del por qué, más allá de no haber mirado los carteles indicativos.

La conclusión a la que arribé en décimas de segundo fue la siguiente: "Claro, pasa que siempre bajo las escaleras por la otra boca, entonces al llegar al andén lo que por allá es derecha, de este lado es izquierda y viceversa", lo cual no hace más que acrecentar el grado de imbecibilidad.

Con el hecho consumado, frustrado por mi torpeza, por no haber mirado los carteles indicativos que señalan de qué lado del andén central salen los subtes para ta o cual dirección, opté por continuar hasta Catedral, para luego salir a la superficie, tomar un poco de aire (tenía la posibilidad de "pasarme" de andén por los túneles internos de la estación pero un poco por la bronca, otro poco por la vergüenza, decidí lo decidido).

Saludos.
SirThomas.

8 comments:

Cinzcéu said...

Sheet happens. Y la señalización del subte es, como mínimo, confusa y obstaculizante porque prioriza largamente la distracción (lo cual juzgo un problema de seguridad) y la publicidad comercial (ídem).
Ahora, esa boludez de tomarse el tren opuesto, bajarse una estación antes o pasarse del destino nos han ocurrido a muchos: es casi normal.
Saludos.

SirThomas said...

Cinzcéu:
Coincido con lo de la señalización; más de una vez me ha costado horrores hacer combinaciones, mismo en la 9 julio; siguiendo incluso los carteles tal como parecía que lo indicaban, terminaba en el lugar equivocado jaja.

Gracias por lo demás!

Saludos!

Anonymous said...

La otra es lo que solía hacer yo en Londres, me paraba por 20 minutos para pensar claramente y no equivocarme. Si me hubiera equivocado de lado y retornado, probablemente hubiese demorado lo mismo.je.je.je.
Pablo

SirThomas said...

Gracias por el testimonio, Pablo.

Tiene sus contras la estrategia, pero si sirve, bienvenido sea.

Saludos.

val said...

Claro que puede pasar, SirSubte! (me suena a héroe de las profundidades)

A mí me ha pasado peor. Tenía que trasladarme desde mi casa hacia otra casa -a la que ya había ido en repetidas ocasiones- con otras 3 o 4 personas (así que yo era la "guía"), pero nos hice tomar el colectivo en dirección contraria. Me avivé una o dos paradas después de habernos subido, y lo peor es que dicho colectivo ni siquiera pasa en ambas direcciones por una misma calle de doble mano... Gran despiste el mío.

Saludos, Sir!

SirThomas said...

Val.
Bueno, esa sí que es toda una anécdota :P

Quizás la presión te haya jugado en contra; cuando uno es quien debe "liderar" puede que eso lo lleve a equivocarse; o tal vez sólo la torpeza pasajera del momento. Puede pasar.

Saludos y gracias por pasar!
Sir.

Zeithgeist said...

psssssssssss la ultima vez q le erre asi de fiero fue con un bonsi y terminé conociendo la Boca contra mi voluntad. Menos mal q a mi me salva del oprobio mi tonada, y que paso por una simple visitante perdida...

SirThomas said...

Buena herramienta, la del acento, para tapar la torpeza pasajera, claro que sí.

De colectivos, tengo unas cuantas también.

Saludos.
Sir.