Wednesday, September 05, 2012

SirHistorias. La muerte del Delfín Francisco y el desgraciado Montecuccoli.

La que sigue a continuación es la historia detrás de la muerte del Delfín Francisco, ya nos enteraremos quién es, que incluye una intrincada trama en la que no faltan juegos de pelota, amores desenfrenados, traiciones, el rey de Francia, sospechas y teorías conspirativas.

Para contarlo mejor y de manera más amena, convocamos a este foro nuevamente al señor Alejandro Dolina y la troupe de La Venganza Será Terrible quienes disertaron sobre esta polémica muerte allá por junio del año 2008.

Si lo desean, pueden ir escuchando el audio del programa mientras proceden a la lectura. También pueden optar por descargarse la charla desde el link que les dejamos al final del post.
"... El delfín Francisco III de Bretaña era el hijo mayor de Francisco I de Valois, quien reinaba en Fancia allá por la primera mitad del Siglo XVI (1515-1547); finalmente, otro hijo, Enrique II, fue el que logró suceder a Francisco I.

(Francisco III de Bretaña, el protagonista principal de la historia)
Parece que el Delfín Francisco era extremadamente tímido y muy débil.
Allá por el año 1535 perdió la “timidez” de golpe y su padre, Francisco I se puso muy contento. En realidad le habían dado la noticia de que el delfín tenía una amante, y este hecho llenó de orgullo al Rey, que era un hombre verdaderamente muy galante.
La joven era la señorita d'Estranges, dama de honor del Palacio. La había conocido en un baile campestre. Todos esos detalles alegraron al Rey que consideraba con tristeza y dolor a todos los varones vírgenes que tuvieran más de catorce años.
Las nuevas aventuras, sin embargo, llevaron al Delfín a un frenesí que desconocía en otros tiempos. Desde luego amaba desaforadamente a Mademoiselle D’Estranges. Salía también de caza y se entregaba a juegos de pelota durante los cuales recibía el aplauso cariñoso de su nuevo amor.
Por esos tiempos, el emperador Carlos I de España (a la vez Carlos V de Alemania) estaba con conflictos con Francia y parecía vencer en todas partes. Había llevado ya sus tropas a territorio francés y justamente durante la campaña de Carlos y durante la defensa que Francisco hacía de su territorio, tuvo lugar un hecho que vamos a comentar a continuación.
Durante un partido de pelota, el príncipe Francisco se sofocó, bebió agua helada y murió a los cinco días. Tenía 18 años de edad.
(Esto lo hemos escuchado muchas veces: tomás agua fría después de un partido, te morís).
Sin embargo, en la Corte francesa empezaron a tejerse sospechas acerca de la muerte del delfín. Nadie quiso creer que hubiera muerto sólo por beber agua helada.
Lo que sucedía en realidad era que muchos no querían creer eso, pues tal hecho significaba una cierta debilidad en la estirpe (si usted se moría después beber agua fría posterior a un partido de pelota es que su estirpe no era muy fuerte que digamos, entonces el reino de Francia estaba en manos de unos tipos que se “ahogaban en un vaso de agua”).
Más bien convenía pensar que los asesinaban. Siempre era más “noble” que te asesinaran y no que te murieras enfermo.
Entonces empezaron a sospechar de cualquiera. Primero sospecharon de mademoiselle D’Estranges, se sostuvo que el príncipe Francisco ya había llegado sofocado al partido, debido a los embates amorosos que había protagonizado con ella unos momentos antes. La muchacha se asustó ante estas murmuraciones y acusaciones y abandonó la Corte raudamente.
Bien hecho mademoiselle, porque desaparecida la amante empezaron a buscar a otro responsable. La Corte, y Francia entera, aseguraba ahora que el emperador Carlos V había hecho envenenar al príncipe. Según esta teoría parecía que había un cómplice principal en estas acciones; ese cómplice era un noble italiano que estaba al servicio del delfín y que era el Conde de Montecuccoli, copero real.
Este conde había llegado a Francia desde Ferrara, allí donde gobernaban los De este, allá por 1520. Su procedencia italiana y su afición a la química lo convirtieron en un sospechoso perfecto.
Entonces empezaron a perseguirlo. Tal como había hecho la amante del delfín, el Conde de Montecuccoli, decidió huir de la Corte para no someterse a un injusto castigo. Error. Precisamente su huida de la Corte fue lo que le confirmó a Francisco I que su hijo había envenenado por alguien; entonces metieron preso a Montecuccoli y empezó el juicio.
Otro dato que utilizó Francisco para defender su linaje era que el Conde de Montecuccoli había viajada Ferrara alguna vez antes de este episodio (la muerte del delfín) y parece que allí se encontró nada menos que con el emperador Carlos V (o Carlos I de España, ya mencionado) y decían que éste le había pedido noticias respecto a detalles de la mesa del Rey, al orden que reinaba en la casa, y Francisco y todos sus hombres insistían que allí mismo se había planeado el envenenamiento del príncipe.
Voltaire dice que el Conde de Montecuccoli en realidad había viajado a Ferrara a visitar a unos parientes.
 (Voltaire)
El dato más contundente lo acercaron los cirujanos reales que dijeron que el cuerpo del delfín tenía arsénico. Así que en el año 1536 con la presencia del Rey Francisco I, el Conde Montecuccoli fue declarado culpable de envenenamiento y condenado a morir. Entonces, le dislocaron los miembros y después lo mataron.
 (Francisco I, Rey de Francia entre 1515 y 1547, el padre del protagonista)
Voltaire se indignó con esa muerte. Ha escrito que los Delfines no tenían coperos, y que en caso de que el Conde hubiera estado cerca del Delfín durante todo el sofocón, jamás lo pudo haber envenenado. Cuentan que el príncipe no estaba solo cuando salió sudando del juego de pelota, y si bebió arsénico debió haber sentido dolores horribles en su garganta y el agua que ingirió debió haber adquirido colores sospechosos. También se pregunta Voltaire, qué interés podía tener el Conde de Montecuccoli en matar a un delfín, cuando el Rey Francisco tenía ya otro heredero al trono ( el mencionado Enrique).
 (Enrique II, el sucesor de Francisco I, reinó entre 1547 y 1559)
Otro detalle: algún tiempo después de la muerte de Montecuccoli, corrieron otros rumores que no llegaron a nada. Algunos acusaron del envenenamiento a Catalina de Medici la esposa de Enrique, y dijeron que lo hizo para que finalmente pudiera reinar su esposo, como ocurrió.
Todo esto no se pudo comprobar, aunque sí podemos decir que esta versión era más razonable. Porque sí hay un interés y hay un motivo. Y hay otra cosa también: Catalina tenía efectivamente unos perfumistas que trabajaban para ella y que no eran en verdad perfumistas, o no lo eran a tiempo completo al menos, porque “fuera de hora” se dedicaban a envenenar a los enemigos de Catalina de Medici.
 (Catalina de Medici, la instigadora del ¿crimen?)
 Esta versión comenzó a circular una vez muerto Enrique II (quien finalmente sucediera en el trono a su padre Francisco I) cuando Catalina quedó como reina madre, como regente, y dominadora de la política francesa. Parece que tenía como costumbre utilizar en la política el envenenamiento de quienes la molestaban.
Otro dato acerca de Catalina: tenía lo que ella llamaba un escuadrón volante, que era un grupo de chicas muy lindas, que se acostaban con los que competían políticamente con Catalina o con los que eran sospechados de traición, y les arrancaban secretos e iban y le contaban a la reina. Eran chicas que tenían prohibido embarazare, casarse pero también enamorarse de aquellos con quienes se acostaban, porque calculaba Catalina, y calculaba bien, que si se enamoraban las que iban a empezar a contar secretos eran ellas.
Otra cosa curiosa de Catalina: dicen que Catalina, que era fea pero tenía lindas piernas, montaba a caballo como los hombres. En general, en aquellos tiempos, las mujeres montaban de costado (con las dos piernas para el mismo lado). Para montar de esa manera Catalina inventó una prenda íntima que ha tenido una larga carrera, que son las bragas, vulgarmente llamados calzones. Los calzones tal como los conocemos ahora, los inventó, si es cierto lo que se dice, Catalina de Medici para poder montar a caballo del modo que a ella le gustara, sin que se desmayara nadie ...". 


Acompaña la charla la canción “Agüita del querer”, de don Miguel de Molina.

Si quieren descargar el audio original no tienen más que hacer click en ESTE link.

Saludos.
SirThomas.

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