Thursday, September 15, 2011

SirWork. Comando Cucharita. Segunda Parte.

Me tienen harto.
Todas aquellas personas que luego de haberse preparado su café, te, mate cocido o lo que fuere, no lavan y devuelven a su lugar correspondiente la cucharita que han empleado para que luego otro pueda utilizarla.

 (nuestro redactor en jefe le da la espalda al comando cucharita; más sobre la campera amarilla ACÁ)

Pero hay algo que es aún más grave y merece castigo:

Hay quienes, luego de prepararse su café, te, mate cocido o lo que fuera, se llevan consigo la cucharita, lo que, mediante un simple cálculo matemático, da como resultado que habrá una cucharita menos para los que luego quieran prepararse su café, te, mate cocido o lo que fuera. Esto no sería apenas un detalles si acaso sólo existieran algunos pocos raptores de cucharitas, pero resulta ser que una amplia mayoría de los que se preparan su café, te, mate cocido o lo que fuera comparten esta deleznable costumbre.

La pregunta que nos surge, en primer lugar, es:
¿Para qué diablos se las llevan?
Una respuesta posible, tal y como una mente luminosa me hizo ver cuando le comenté estos hechos, sería la siguiente:

Se la llevan porque así pueden seguir revolviendo el café, te, mate cocido o lo que fuera que se han preparado, dado que al cabo de un tiempo bien les viene volver a mezclar con la cucharita el café, te, mate cocido o lo que fuera que se han preparado. La respuesta científica que nos dieron los especialistas, en realidad apunta específicamente al azúcar:

“Creo que es porque el azúcar en algunas infusiones, con el paso de los minutos suele concentrarse en el fondo de la taza, y necesita un retoque de cucharita para que se termine de disolver”.

Mmmm... Ok, a pesar de que uno jamás ha utilizado esa técnica, vamos a darles la derecha y dejarlos en libertad de acción respecto de este punto. El "mmm..", aclaramos, no es por la respuesta que nos dieron, sino por el por qué, por la egoísta acción de llevarse el elemento y el argumento que esgrimirían quienes lo llevan a cabo.

Ahora bien, vos, en tanto que empleado que trabaja ya hace un tiempo considerable en la misma editorial jurídica que yo, no has notado esta falta, no te has visto envuelto en este problema cuando has querido prepararte tu café, te, mate cocido o lo que fuera, y has refunfuñado a diestra y siniestra ante el inconveniente. ¿Y eso por qué crees que se produce esto? Pensá un poquito. ¿No será, acaso, que, por lo pronto, el número de cucharitas disponibles a ser utilizadas por los empleados es menor a la cantidad de empleados que quieren tener cucharitas a su disposición, eh?

Vos me podrás refutar exclamando a los cuatro vientos: ¡Eh, pero y yo que tengo que ver con que el número de cucharitas, etcétera! En todo caso, la empresa es la única responsable de que esto sea así y ante sus máximas autoridades es que debes alzar tu queja, oh, estimado SirThomas, no ante mi que soy un simple trabajador que bla bla bla.

Perfecto, te doy la derecha, pero oh, estimado compañero de oficina, y dejando de lado el conflicto en torno al secuestro de cucharitas, si ante un problema X, que tras pasado cierto tiempo aún no ha sido solucionado por parte de las autoridades, y que bien puede hallar una solución Y de parte los propios afectados, evitando realizar una acción Z, no te parece que sería más práctico y sencillo ir por ese lado?

Yo no te pido la luna, diría la letra de una canción, no te pido que laves la cucharita que acabás de utilizar, está bien, no te tomes ese “trabajo”, pero al menos no te la lleves porque no es que me estás dejando solamente a mí sin la posibilidad de revolver correctamente el café, te, mate cocido o lo que fuera que tenga ganas de prepararme, sino a C, M, H, J, E, etc., incluso a vos, llegado el caso. (Yo no te pido la luna, tiene otra versión, la original en castellano, que hizo desastres en las pistas de baile a mediados de los ochenta, gracias a la voz de Daniela Romo).

Entonces, una vez que te preparaste el café, te, mate cocido o lo que fuere, oh estimado compañero de oficina, una vez que ya revolviste todo lo que tenías que revolver, para qué miegda te llevás la cucharita que ya utilizaste para revolver el café, te, mate cocido o lo que fuere que te preparaste, eh? Para qué? Si ya está, corazón, ya revolviste, ya está preparado, no hay más que revolver, lavá (o no la laves no importa) y dejá la cucharita en su lugar para que otro luego pueda utilizarla.

Una cuestión que viene de hace tiempo. Curiosamente, o no, volví a escribir sobre la misma situación sin haber leído el anterior post y, no te digo que es un calco, pero se le parece bastante. Autoplagio, que le dicen. Releído aquel post, debo acotar el positivo efecto provocado por las cucharitas que se habían sumado a la vajilla laboral duró lo que duran dos peces es un whiskey on the rocks, diría la letra de otra canción. O se las han llevado algunos de regalo o se perdieron, pero lo que en algún momento fue diez hoy por hoy es cinco.

Templanza.

Saludos.
SirThomas.

4 comments:

Cinzcéu said...

Apoyo todos sus argumentos. Donde falta una cucharita nace un derecho. ¿Para qué carajo se las llevan y adónde?
Estoy harto de la vida social. La cosa sería así: usás la cucharita, la enjuagás y la dejás donde la encontraste para el siguiente hermano/ usuario/ cumpa/ humano que la precise. ¡¿Es tan difícil?!
¡Aparición con vida de las 5 cucharitas choreadas mal!
Y de paso sugiero un post posible: sobre la desaparición de biromes, de capuchones de biromes e incluso de biromes sin su capuchón.
Creo que se debe al mismo accionar de la antedicha "mafia de las cucharitas" que opera por mera pelotudez, desatención, egoísmo e indolencia.
Saludos.

SirThomas said...

Cinzcéu.
Muchas gracias por el apoyo contra las mafias, y las ideas que nos acercó, serán tenidas en cuenta.

A todo esto, olvidé mencionar, sólo en carácter informativo, que en habrá unas 15 cucharitas para un total de 32 empleados, aproximadamente.

Hay algunos que sí respetan esta norma, pero la mayoría no, entonces a veces hay que ingeniárselas con lo que hay a mano para revolver o servirse lo que uno está por servirse.

Saludos.
Sir.

Zeithgeist said...

las cucharitas al igual que las bolitas de vidrio simplemete se pierden. Son esos misterios como el de las medias.. que siempre queda una aunque se este segurisimo de haber puesto las dos en el lavarropas. CONSPIRACION!!

SirThomas said...

Zeithgeist.
Cuánta razón tienes, siempre que uno no las guarde y/o/u ordene como corresponde. Lo de las medias, suele pasar.

Saludos.
Sir.