Wednesday, November 09, 2011

SirDivaga. Crónica de una decepción.

Que la vida está repleta de decepciones, eso es algo que ya sabemos. Hay quienes sostienen, incluso, que la vida no es otra cosa que una sucesión interminable de decepsiones, desilusiones, pasos en falso, de personas diciendo adiós, o de cosas que pudieron ser, por ejemplo, como alguna vez sentenció el señor Alejandro Dolina, a propósito de la suspensión que sufriera el astro del fútbol mundial, señor Diego A. Maradona, en ocasión del mundial de fútbol Estados Unidos 1994. Quizás lo ideal, como para cerrar esto último, sería dejarles un link al video en donde se ve y oye a Dolina decir esto, o al menos únicamente el audio pero como para no desentonar con lo que veníamos diciendo y al mismo tiempo ejemplificarlo de manera tajante, no lo haremos (en realidad no lo encontramos, digo, por si a alguno se le ocurre buscarlo, en algún lado lo tenía pero no lo pude hallar, con lo cual, de una u otra manera, termina sucediendo lo que venimos diciendo, en fin...).

Pero en este post no vamos a hablar ni de Maradona, ni del Mundial USA '94, aunque sí de Dolina, fijate vos, quien tendrá una participación activa, contándonos una historia más que interesante en torno a uno de los objetos que estelarizan el presente artículo. Sin embargo, no comenzaremos por allí, sino por la cruda y cruel decepción que vivió nuestro redactor en jefe, días atrás, cuando abrió una lata de jardinera. A continuación, los hechos.
(El leprechaun custodiando la lata de jardinera)

Esta historia, ocurrida el pasado viernes (dato irrelevante) comenzó cuando a SirThomas se le ocurrió cambiar el menú de su almuerzo laboral, que en las últimas semanas no había tenido demasiadas variantes: o bien ensalada, o bien un regio sandwich, predominando lo mencionado en primer término. Por alguna extraña razón, a nuestro redactor en jefe se le ocurrió comprar en el super oriental amigo una lata de "jardinera", para luego disfrutarla en la comodidad de la casa de su señora madre, ubicada a escasas cuadras de la editorial jurídica en la que trabaja, acompañándola con algunas pinceladas de mayonesa. Con la decisión tomada, se acerdó al super y procedió a la compra del almuerzo en cuestión, tras lo cual, raudamente partió al departamento a fin de abrir, servir y comerse la jardinera adquirida.

(SirThomas, a punto de abrir la jardinera)
Hasta aquí, nada fuera de lo común, de lo ordinario, todo transcurría bajo los parámetros normales de temperatura y presión, pero todo, amigos, tiene un final, todo termina, y más tarde o más temprano, la decepción llega y se apodera de nosotros, en este caso del pobre SirThomas.

Abierta la lata, escurrido el líquido en el que navegaban arvejas, y los pequeños trozos de zanahorias y papas, el bueno de Sir descargó (?) el contenido en el plato: la decepción se decía presente.

(La "jardinera" posa para nuestro fotógrafo)

Desde aquí creemos que la imagen lo dice todo. A eso le llamás jardinera?, fue la pregunta que se hizo para sus adentros SirThomas al ver el contenido de la lata depositado en su plato. No le parece, Señor Inca, que tiene mucho de arvejas y poco de zanahorias y papas, eh? Cómo es posible que suceda esto?

Bien, hecha la crónica de la decepción, pasamos a la segunda parte del post, que versará sobre la lata de conservas, el abrelatas y La Venganza Será Terrible, el programa que conduce el señor Alejandro Dolina, y que hoy por hoy se transmite por Radio Nacional, en sus días y horarios habituales (lunes a viernes a la medianoche, o de martes a sábados, a la medianoche, si nos ponemos severos).

Recorriendo las carpetas de audios de La Venganza nos topamos con una interesante charla en donde Dolina cuenta la historia detrás de algunos inventos, entre ellos el del abrelatas.

Brevemente, contaremos que este adminículo tan indispensable para el ama de casa de ayer y de hoy, se inventó casi cincuenta años después que la lata de conservas (dato llamativo a primera vista, pero con su lógica apenas uno se adentra en su historia). 

Para comenzar por el comienzo, vale decir que la lata de conservas, en su versión primitiva, fue obra, allá por 1810, del francés Nicolás Appert, quien se llevaría un premio de 12.000 francos otorgado por el gobierno francés por su invento, en momentos en los que quién llevaba las riendas era, nada má ni nada menos, que Napoleón Bonaparte. Más detalles sobre la técnica y el invento de Appert, en ESTE link.

 (Nicolas Appert, el precursor)
Dos años más tarde, o sea 1812, Peter Durand, inglés de nacimiento, se subió a caballito de los experimentos que había realizado Appert y mejoró la técnica de conservación de los alimentos pero sobre todo de las latas, ya que las hizo más livianas que las de su "mentor". De todas maneras, su apertura era bastante dificultosa y para dicha tarea quienes quisieran abrirlas (mayormente soldados) debían valerse de bayoneta, navajas o, de ser necesario, un certero disparo. Más detalles sobre Durand y su historia, en ESTE link.

Pasando al abrelatas, una primera versión fue ideada por el norteamericano Ezra J. Warner, quien en 1858 patentó su diseño, que era una mezcla mecánica entre hoz y bayoneta, cuya gran hoja curva se introducía en el reborde de la lata y se deslizaba, haciendo la pertinente fuerza claro, sobre la periferia del envase.



(El diseño patentado por Warner)

Recién en 1870 se fabricó el abrelatas tal y como lo conocemos hoy (con una rueda cortante que gira alrededor del reborde del envase), o su versión primigenia. Su inventor fue el norteamericano William W. Lyman.

 (El invento y su creador)

Historia, detalles más detalles menos y con mucho humor, que pueden escuchar contada por Alejandro Dolina, en este audio de La Venganza Será Terrible del 02-09-2010 que hemos seleccionado para acompañar el relato (duración: 4.15).


Si alguien lo desea, también lo pueden descargar desde ESTE link.


Saludos.
SirThomas.

2 comments:

Cinzcéu said...

Sir: Lo siento paro van tres comentarios que se me impiden. Seguiré leyendo y no comentando.

SirThomas said...

Cinzcéu:
Uh, luego reviso bien a ver si toqué algo que no debía, gracias por el aviso.

Saludos.
Sir.