Monday, April 16, 2012

SirDivaga. Curioso caso de discriminación gentilicia.

Sabido es que los periodistas deportivos argentinos en general, pero en particular aquellos que se dedican a cubrir fútbol, tienen centenares de giros y vicios “idiomáticos” que dejan bastante que desear.

Desde los tiempos en que el profesor Macaya Márquez inundaba las emisiones de Fútbol de Primera con sus clásicas frases del tipo “la materia es impenetrable” (la cual luego era repetida una y otra vez por su coequiper de años Marcelo Araujo), “la línea forma parte del área que delimita”, o “no es correcto decir precalentamiento, lo correcto es decir calentamiento precompetitivo”, hasta los más recientes fervorosos del “gesto técnico” unos y otros se empecinan en imponer una frase ingeniosa que repiten hasta el hartazgo suponiendo que están diciendo verdades nunca antes reveladas.

Pero en este post no nos vamos a dedicar a ellos sino más bien a las crónicas que narran la actuación de los tenistas argentinos en el circuito mundial de tenis. Y más precisamente a una curiosa costumbre que también suele verse repetida tanto en los artículos que los medios publican en sus ediciones electrónicas (en donde quizás la premura por publicar la información lleve a que se cometan más errores) como en sus versiones impresas, en donde la evidente falta de correctores hace que esos mismos errores se repitan.

Lo aquí queremos destacar no es tanto un error en sí sino más bien una curiosa “censura” que suele reiterarse, como decíamos, en las crónicas tenísticas.

La misma, básicamente se desarrolla bajo la siguiente fórmula que se utiliza para nombrar a los protagonistas de la noticia:

Primero, se suele dar el nombre y apellido del actor principal, en nuestro ejemplo: David Nalbandián.

Luego, para nombrarlo por segunda vez, pueden utilizar sólo su apellido (o al menos es lo que suele aconsejarse).

Más tarde, en una tercera mención del protagonista, o bien usan el apodo del tenista en cuestión, en este caso “El Rey”, o “El Rey David”, o bien qué posición ocupan en el ranking de la ATIP, por ejemplo “El número x del ranking mundial enfrentará en la siguiente ronda bla bla bla”.

Pero muchas veces para hacer mención del protagonista de la noticia suelen utilizar el gentilicio de la ciudad en la que nación el tenista en cuestión, lo que en ocasiones incluso figura en el título de la nota o apenas comenzada la misma.

En nuestro ejemplo, sería así: “El unquillense sólo necesitó de una hora y treinta minutos para batir a su rival”.

Habiendo dicho lo cual, cualquiera que siga de manera más o menos constante las noticias relacionadas con los tenistas argentinos, sabrá que “El unquillense”, es Nalbanbián, “El tandilense”, bien puede referirse a Juan Martín Del Potro (a.k.a. La Torre de Tandil o el despreciable “Delpo”) o a Juan Mónaco (con quien suelen utilizar su apodo, “Pico”) y así con otros tantos tenistas.

¿Pero qué pasa con Juan Ignacio Chela?

Llegado el momento de hacer alusión a su ciudad natal los cronistas suelen decir: “El oriundo de Ciudad Evita”, evitando mencionarlo con el gentilicio que le corresponde.

¿Por qué sucede eso? Estamos ante un claro caso de discriminación gentilicia o que es los nacidos en Ciudad Evita no tienen gentilicio que los identifique? Si vamos al link que pusimos en el párrafo anterior nos daremos cuenta de que sí tiene gentilicio (digo, por si quedaba alguna duda), con lo cual el misterio persiste.

Como ejemplo de lo que afirmamos sobre este curioso caso pueden revisar ESTE artículo, también esta OTRA nota y hasta una TERCERA noticia (que versa más sobre el gran momento que atraviesa Juan Mónaco pero en el cierre se menciona al "Flaco de Ciudad Evita") en la cual sucede lo que estamos comentando.

De paso, ya que hablamos de tenis, por qué no dejarles nuestro Top Five de tenistas predilectos que estuvieron o están en actividad durante los últimos quince años:

1) Roger Federer
2) Gastón Gaudio
3) Novak Djokovic
4) Juan Ignacio Chela
5) Fabrice Santoro

Saludos.
SirThomas.

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