Si bien es cierto que ya hemos hablado sobre este urticante
tópico aquí en este mismo blog (pueden revisitar el artículo siguiendo ESTE link amistoso con el peatón) no es menos cierto que dejamos de lado uno de los
tantos aspectos que giran en torno a él. Estamos hablando, por si con el título
del post no te alcanzó, de la gente que pregunta en la calle. Ojo, entre esa
gente también está uno, sí, vos también, no te hagas el desentendido, ya sea
como preguntado o como preguntador alguna vez habrás pasado por esta situación.
(párrafo que podés pasar de largo) Quizás, sólo quizás,
debería volver a redactar el primer párrafo para explicar o referirme de mejor
manera el detalle sobre el cual vamos a hablar en este post en particular,
pasando de lo general a lo particular pero como no le encontramos la vuelta
ahora arrancamos aquí debajo de nuevo.
Y más precisamente queremos hacer referencia al instante
mismo en el que uno, en tanto que persona que es consultada, cae en la cuenta
de que ha contestado erróneamente la pregunta del consultante, sea cual fuere
el equívoco que haya cometido (léase, direccionar para el lado contrario al
sujeto en cuestión, errarle en la cantidad de cuadras que distancian el punto
a) del punto b)-, mandarlo a tomarse un colectivo que no lo llevará a destino,
etcétera).
Ante esta disyuntiva, nuestro redactor en jefe no tuvo mejor
idea que preguntar, a través de su cuenta personal de fb, qué actitud cabría
tomar en situaciones como la descripta.
(una calle cualquiera de Lobos, imagen tomada por nuestros enviados especiales)
A continuación, entonces, transcribimos la encuesta con sus
resultados. Todo aquel que quiera sumar su opinión o comentario no tiene más
que hacerlo:
SirDudas. Al darnos cuenta que hemos referenciado de manera
incorrecta a un transeúnte que nos consultó por una calle o dirección x ¿cómo
debemos reaccionar o qué actitud tomás vos en estos casos?
a) Tratamos de alcanzar al sujeto en cuestión al grito de
"señor, señora, x, discúlpeme pero..." y corregimos el error. --> 2
(Cristina, Telma)
b) Agachamos la cabeza y nos resignamos, total la vida está
llena de cosas que pudieron ser. --> 5 (Pat, Anisett, El Sebas, SirThomas, Dan)
Desmenuzamos en agua y aceite las respuestas brindadas:
Pat_Pat: Depende de cuán lejos ya esté esa persona, pero en
general: b).
Ethel: b), porque el que ha solicitado la dirección siempre
corrobora con otro individuo.
Aquí hacemos una breve pausa en el recuento para ampliar y
lo antedicho por Ethel, el otro yo de Anisett.
¿No es un poco desmoralizante -más allá de que no se nos va
la vida en esto- ver que la persona que nos consultó a nosotros, luego va y le
pregunta a otro, eh? Sobre todo (o más que nada) cuando uno ha contestado sin
mostrar signos de dubitación.
Otra situación "rara" o incómoda se da cuando el
consultante luego camina en la misma dirección en la que lo hacemos nosotros,
lo que en ocasiones da lugar a que se produzcan improductivo diálogos del tipo:
"Ah, jaja, sí, sí, la próxima es la calle que usted preguntó, si yo voy
para ese lado también".
Al respecto, María nos comentó: Siempre trato de dar el dato
correcto, sino dudo y el otro al verme dudar preguntará a otro individuo.
Igualmente como me muevo mayormente sobre lugares conocidos suelo dar bien la
dirección. Cuando no sé, sólo digo mmm ni idea no soy de acá.
Telma: Lo corro!!! Lo ayudo y encima me divierto (o sea, a)
A la hora de mencionar excusas que fundamenten el
desconocimiento propio sobre la consulta ajena, El Sebas rompió el hielo con
una estrategia por demás tradicional: “Sino el "Yo no hablo español"
funciona.
A lo que Mafalda (el otro yo de Cristina) respondió: “No,
eso es muy fuerte, no puede ser que hagas eso, es más diplomático el "no
soy de este barrio" o "no soy de por acá"”.
Y a propósito de toda esta situación en la que uno parece
encontrarse en el limbo durante al menos unos segundos para luego volver a la
realidad y tomar conciencia del error que acaba de cometer, esto nos comentaba
en el post reseñado el Conde de Mirabeau, aquí conocido bajo el nombre de Cinzcéu:
Quienes no confían en la respuesta puede ser por experiencia
anterior: la técnica es preguntar a varios y quedarse con la indicación más
repetida y/o más creíble. Como "preguntador", muchas veces me han
dicho cualquier verdura pero lo más grave es que yo mismo he dicho barbaridades
en mi rol de "respondedor" baqueano y no por mala leche. La cosa es
que uno está sumido en sus pensamientos (rara vez vinculados a la geografía
urbana) y de pronto uno le tira sin previo aviso: "Jefe, ¿conoce la calle
Pérez?". Uno la conoce pero el efecto ha de ser parecido al de esos tipos
que un movilero saca de su vida cotidiana para espetarle: "Sr., ¿qué opina
de la soja?". El interpelado por la calle Pérez debe, primero, ubicarse a
sí mismo e inmediatamente armar un mapa mental del tejido urbano, nombres,
alturas, cruces y, a veces, manos y contramanos si el consultante va en auto. A
veces el esfuerzo intelectual supera a quien sólo camina mecánicamente hasta el
kiosco de siempre, se produce una crisis cerebral y el sujeto responde:
"Siga derecho dos, tres... cinco cuadras". Me ha pasado que el tipo
agarra para el otro lado pero también que al cabo de unos cuántos segundos (ha
de ser el tiempo necesario para una sinapsis eficaz) me doy cuenta de que le
dije cualquier cosa.
Un gran cierre para el presente post.
SirThomas.
2 comments:
La opción b) sin duda... y con mucha frecuencia, soy muy despistado... y no sé decir "no sé"...
Y eso de que el "consultante" agarre para otro lado es todo un tema (tal vez metafísico, no sé)
Hace ya algunos años tenía por costumbre acompañar a un amigo que tenía un comercio a dos cuadras del hospital Lagleyze. Y como es de esperar, nunca faltaba el despistado que entraba al negocio y preguntaba:
- Maestro, ¿el Lagleyze?...
- Dos cuadras a la derecha (Respondíamos a coro)
El caso es que todos los "consultantes" (y cuando digo todos, digo TODOS) salían del negocio y enfilaban para la izquierda...
Con mi amigo llegamos a elaborar una teoría, supusimos la existencia de una especie de portal o agujero de gusano ubicado a la izquierda del negocio, el cual transportaba a los "consultantes" directo a la entrada del Lagleyze. Pero nunca pudimos corroborar dicha teoría, experimentamos, pero siempre que caminábamos dos cuadras hacia la izquierda desde su negocio, acabábamos a cuatro cuadras del Lagleyze...
Excelente Dan, ya sumamos su voto al recuento.
Muy bueno el comentario y la anécdota del hospital y la gente que no podía doblar a la derecha. Bien por haber hecho la comprobación empírica del suceso!
Saludos.
SirThomas.
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