Tal y como habíamos adelantado en el post sobre El Barquero de Cantillana, hoy repasaremos las andanzas de El Tempranillo, otro de los legendarios bandoleros románticos españoles que, como tantos otros, inició su vida fuera de la ley luego de haber ajusticiado por mano propia a quienes le habían provocado una gran pérdida (una madre, un padre, un amor, etc.). Al igual que El Barquero, la vida de José María Pelagio Hinojosa Cobacho, o sea El Tempranillo, está plagada de hechos reales mezclados con fantasía que sirvieron para cimentar y agrandar su figura hasta convertirlo en uno de los bandidos más populares. Muchos lo recuerdan y lo tomaban en su época como un “bandido bueno” o de noble corazón ya que muchas veces colaboraba con los pueblos rurales en donde se refugiaba, respondiendo al clásico “le robaba a los ricos para darle a los pobres”.
Tal y como lo hicimos en el post sobre El Barquero de Cantillana, les dejamos aquí debajo el audio original del programa de La Venganza Será Terrible (07-09-2004) que utilizamos como fuente principal, que bien puede contener algunos errores biográficos o bien ser una de las tantas versiones que se han contado y escrito sobre El Tempranillo. Al cierre del post encontrarán algunas anotaciones con información adicional o pequeñas correcciones al relato dolinesco.
Tal y como lo hicimos en el post sobre El Barquero de Cantillana, les dejamos aquí debajo el audio original del programa de La Venganza Será Terrible (07-09-2004) que utilizamos como fuente principal, que bien puede contener algunos errores biográficos o bien ser una de las tantas versiones que se han contado y escrito sobre El Tempranillo. Al cierre del post encontrarán algunas anotaciones con información adicional o pequeñas correcciones al relato dolinesco.
“... Jauja es una aldea perteneciente a la ciudad de Lucena, ubicada en la campiña cordobesa. Fue allí justamente en donde nació en 1805 un niño al que bautizaron José María (1). Era hijo de Juan Hinojosa y María Cobacho, una dama de extraordinaria hermosura. Parece que la vida de aquel matrimonio era difícil. Juan Hinojosa trabajaba en el campo pero por esos tiempos la sequía fue tan terrible que nada crecía y lo único que uno podía hacer era salir de caza, con los peligros que ello implicaba.
Un día, cuando José María tenía 11 años, Juan Hinojosa fue hallado malherido por unos arrieros que lo conocían y que lo llevaron hasta su casa. Poco después, Hinojosa padre murió sin poder informar qué era lo que le había sucedido. José María, que por aquel entonces era monaguillo, debió abandonar la iglesia y salir a trabajar para poder sostener a su madre. Trabajó durante mucho tiempo para un gitano, vecino de la familia. Luego de algunos años, cuando José María ya era mayor (2), el gitano le reveló el secreto que se había guardado durante ese tiempo: las circunstancias en las que había muerto su padre.
Juan Hinojosa fue muerto por dos disparos de uno de los más ricos hacendados de la región. Además, agregó el gitano, esa muerte tenía un propósito claro: el hacendado eliminó a su padre para poder acceder a su madre sin obstáculos (3).
José María prometió vengarse. Y lo hizo muy sencillamente: en el recodo de un camino que conducía a Aguilar de la Frontera, esperó a que apareciera el asesino de su padre; le salió al paso y lo mató de un tiro. Regresó a la casa del gitano para contarle lo que había sucedido. Sin embargo, no pudo informarle en persona porque el gitano no estaba en su casa. En su lugar, encontró a una amante del gitano que se llamaba María Fuensanta, y le contó a ella los hechos. María, sorprendida por la precocidad del muchacho y lo que había hecho, llamó El Tempranillo a José María, nombre con el que lo conocería la historia.
El Tempranillo se marchó a las sierras, y empezó a vivir oculto (4), ya que más tarde o más temprano, todos en el pueblo se enterarían de lo que había hecho y lo empezarían a buscar para llevarlo a la horca, tal la pena que le esperaba por el delito que había cometido.
Cada tanto regresaba al pueblo para reencontrarse con María Fuensanta, ya que además de haberla convertido en su confidente, la enamoró. Cierto día, su visita coincidió con la del gitano, su antiguo jefe y amante oficial de la Fuensanta. El gitano, enterado de la situación y muerto de celos, le prohibió al Tempranillo que volviera a aparecer por allí. Pero el joven dijo que no acataría tal orden y batió a cuchillo al gitano. El gitano cayó muerto.
Los pobladores de la región presionaron al corregidor de Montilla, Don Pedro de Aurioles y Longoria para que persiguiera al Tempranillo. Como el corregidor no disponía de soldados optó por el siguiente plan: hizo detener a modo de rehén a la madre del Tempranillo, María Cobacho. A esta detención se le dio máxima publicidad para que todos, y en especial el Tempranillo, se enteraran del asunto.
El Tempranillo, anoticiado del secuestro de su madre, decidió raptar a Clara de Aurioles, la hija del corregidor. Días más tarde, el corregidor aceptó el fracaso de su plan y puso en libertad a María Cobacho. La desazón del corregidor fue doble ya que su hija terminó enamorándose de El Tempranillo y no se dejó soltar por él. Sin embargo, el intercambio se llevó a cabo y el padre, horrorizado por las intenciones de su hija de volver con el Tempranillo, la encerró en un convento. Una vez muerto el corregidor, Clara se escapó y se unió una vez más con su enamorado y noviaron durante algunos años.
A todo esto, El Tempranillo juntó a algunos hombres y formó una banda que robaba en los caminos. Sus compañeros más importantes eran El Reynoso, El Venitas, El Lero y El Veneno (5).
Cuentan que allá por 1827, El Tempranillo era el dueño indiscutible de Sierra Morena, desde Despeñaderos hasta el río Guadalquivir, y también de todos los caminos que conducían desde Córdoba a Jaén.
El Rey Carlos IV había redactado una ley en 1804, a la que Fernando VII dio curso años más tarde, en la que se señalaba que todos los corregidores tenían amplias facultades para ejecutar a los bandoleros allí donde los aprehendieran. No sólo los oficiales o guardias civiles podían hacerlo sino que también habilitaba a toda persona o vecino a ofenderlos, aprehenderos y matarlos.
Sin embargo, todos los intentos por atrapar al Tempranillo culminaban fracasando. Sucesivamente se ofrecieron recompensas para quien diera con él y lo capturara vivo o muerto.
Se cuenta que hacia abril de 1832 la Real Audiencia de Córdoba, siguiendo órdenes del rey Fernando VII, tentó a sus habitantes con una recompensa de ocho mil reales a quien entregara con o sin vida al Tempranillo.
Tan pronto como El Tempranillo supo que por él se pagarían ocho mil reales, se dirigió hasta el gobierno civil de Córdoba, entró sin ser reconocido y pidió hablar con el gobernador. El empleado que le salió al encuentro le manifestó que no podía recibirlo. El Tempranillo insistió y dijo que el asunto que lo llevaba hasta allí estaba relacionado con el Tempranillo (o sea, con él mismo, sí, en tiempos en donde la comunicación no era la de hoy; de allí que no lo reconocieran). Luego de consultarlo, el empleado le dio paso y fue recibido por el gobernador.
Al ingresar a su despacho, El Tempranillo quedó a solas con el gobernador y le dijo que podía confesar algo muy importante con respecto a la búsqueda que estaban realizando pero para hacerlo exigió que primero le mostraran la plata contante y sonante ya que desconfiaba que la recompensa fuera real. El gobernador abrió un cajón y le mostró la plata al Tempranillo. Entonces, el visitante habló y dijo: “Bueno aquí me he traído, soy el Tempranillo, y vengo a buscar mi precio”. Le pegó una trompada al gobernador, lo ató a su silla, agarró el dinero, y salió lo más tranquilo.
Todas las tropas que tuvieron a su cargo la búsqueda del Tempranillo resultaron ineficaces. Muchos propietarios, indignados, decidieron acudir al rey. Y pidieron algo curioso: que se perdonara a los bandoleros, creyendo que con esa decisión se solucionarían los problemas.
Inesperadamente, en agosto de 1832, el rey Fernando VII firmó una real orden por la que se le concedía el perdón a las tres cuadrillas de bandoleros más importantes del reino. Todos los perdonados conservaron legalizados como bienes legítimos los productos de sus robos, comprometiéndose a partir de entonces a vivir honradamente y de manera pacífica y bajo las órdenes del rey.
El Tempranillo disfrutó del perdón; le pareció extraordinario poder movilizarse por donde quisiera sin peligros ni recelos, y siguiendo las indicaciones de la orden real organizó un escuadrón de caballería y pasó de ladrón a vigilante. Estos escuadrones de antiguos bandoleros fueron conocidos como contrapartidas.
Pronto se enfrentaron con los del antiguo gremio al que pertenecieron, ya que muchos de los bandoleros no habían aceptado el perdón y seguían haciendo de las suyas por fuera de la ley. Entre ellos estaba El Veneno, otrora aliado del Tempranillo.
Un año después de la formación del escuadrón, El Tempranillo atacó a una banda liderada por un bandolero apodado El Barba (o el barberillo). Cayó muerto. Fue en septiembre de 1833.
Y así termina la historia de El Tempranillo ...".
NOTAS: 1. Según otras fuentes, su nombre de nacimiento en realidad fue José Pelagio; el “María” lo agregó o se lo agregaron luego ya que por aquellos años en Andalucía era costumbre adosarlo a quienes se llamaban José.
2. O bien tenía la edad suficiente (15 años) como para poder soportar la verdad contada por el gitano.
3. Hay otras dos versiones que explican el por qué de su conversión a "bandido" son aunque las tres coinciden en una fecha: 29 de septiembre de 1820. La segunda dice que fue por venganza a la violación de su madre ya viuda; y la tercera (una de las más divulgadas y aceptadas) indica que su huida se debió a un enfrentamiento con un hombre que se quiso propasar con una enamorada suya, de nombre Clara. En un duelo de navajas, José sale victorioso tras matar a su rival; el hecho se hace público y como la pena impuesta por asesinato es la muerte en la horca, decide escaparse a los montes de Sierra Morena.
4. En un comienzo, su vida de forajido estuvo asociada al contrabando y al poco tiempo se sumó a la banda conocida como Los siete niños de Écija, que entre otros, estaba integrada por José Ulloa Navarro, alias El Tragabuches.
5. En su momento de mayor esplendor llegó a contar con cincuenta hombres.
Fuentes adicionales:
Pueden escuchar en ESTE link (a yout*be) el relato que sobre El Tempranillo hizo Juan Antonio Cebrián, reconocido periodista, escritor y locutor español, quien ganó popularidad a través de su programa radial La Rosa de los Vientos. Allí podrán conocer otra versión de la misma historia, con agregados y muchos otros datos que aquí no figuran.
También pueden ver, si lo desean, en este OTRO link la película Llanto por un bandido, basada en la vida del Tempranillo, y que fuera estrenada en el año 1964 y dirigida por Carlos Saura.
O se pueden pasar por este otro LINK del blog Bandidos españoles en donde encontrarán aún más detalles sobre el personaje en cuestión.
Saludos.
SirThomas.
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