Sácate la careta, grisín.

Siguiendo con nuestra serie “En este Blog le decimos NO”.

En esta oportunidad, le decimos NO a los productos comestibles que son una cosa pero aparentan ser otra. Tienen su gusto personal y particular pero quieren ser más, tener otro gusto. No les basta con ser ellos mismos sino que desean ser alguien más. Seguramente porque se siente menos, que no valen tanto por sí mismos y aspiran a ascender en la pirámide de gustos socialmente aceptados.

Entonces, recurren a las caretas. A las falsedades. A la mentira. Al engaño.

Estoy hablando de los famosos “con sabor a ...”.

Uno de los casos que hemos estudiado y que han propulsado este post, son los “Grisines con sabor a pizza”, que en alguna época los compraba pero deje de hacerlo cuando me avivé que estaba viviendo una mentira (?).

Otro que podemos mencionar es la nueva invención de Burg*er King. El Churrasquito Pizza. Que te lo ponen 2 pesos más que el común, pero que no le llega ni a los talones. Queda pésimo. (de paso exigimos el retorno del churrasquito salteño o norteño, que era exquisito).

Curioso, pero el otro ejemplo que tenemos también aparenta ser una pizza, y son los Saladix. Pero seguro debe haber otros casos en los que el gusto aparente sea alguno otro.

Todo esto, en definitiva, es un vil engaño a nuestro aparato digestivo. Uno ingiere el producto en cuestión y mientras lo está masticando, nuestras entrañas festejan porque suponen, el sabor se los está diciendo, que una grande de muzzarella está por entrar en contacto con ellas. Pero no sucede tal cosa y a cambio reciben un mísero grisín (ojo, lo bancamos a muerte al grisín eh, pero no cuando se involucra en este tipo de maniobras manipuladoras) que en nada se parece al gusto que intenta interpretar.

PD: Ya que estamos (?), les dejo una receta para hacer grisines, los originales, los verdaderos, los que no tienen gusto a nada pero que no tienen nada que envidiarle a ninguno de sus pares (?).

Saludos.
SirThomas.